Recientemente publique una opinion sobre el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. No es nada mas relevante que la opinión de un ciudadano. Sin embargo hice un énfasis en la naturaleza de la situación de violencia en México referente a la estrategia de «abrazos y no balazos». Estrategia que yo mismo solía críticar fuertemente hasta que entendí lo que es un conflicto asimétrico. Por esa razón quiero dedicarle este espacio al concepto esperando ser de ayuda para ustedes, lectores a comprender el por que pasé de rechazar a aceptar la estrategia de «El Peje».
¿Qué es un Conflicto Asimétrico?
Un conflicto asimétrico es un enfrentamiento donde las partes involucradas tienen una disparidad significativa en cuanto a poder, recursos y estrategias. Generalmente, implica un Estado con un ejército formal y una amplia gama de recursos enfrentándose a fuerzas no convencionales, como insurgentes, guerrillas o, en el caso de México, organizaciones criminales. Estos actores no estatales utilizan tácticas no convencionales como emboscadas, terrorismo, ataques sorpresa y propaganda para explotar las vulnerabilidades del Estado, compensando así su inferioridad militar y logística.
Ejemplo contemporáneo: Israel y Grupos Militantes
Un ejemplo claro de conflicto asimétrico es la lucha entre Israel y grupos como Hamas en Gaza o Hezbollah en Líbano. Israel cuenta con un ejército avanzado y una infraestructura militar formidable, mientras que sus oponentes son grupos armados que se mezclan con la población civil en áreas densamente pobladas. Esto complica cualquier operación militar para desmantelar a estos grupos, ya que conlleva un alto riesgo de causar bajas civiles y destrucción en áreas residenciales. La percepción internacional suele ser negativa, generando controversia por los daños colaterales.
Es precisamente este escenario el que genera tanto rechazo y controversia a nivel internacional. La percepción es que, al tratar de eliminar a sus adversarios, Israel no mide adecuadamente el impacto sobre la población civil, resultando en daños colaterales que muchos consideran inaceptables, mientras que para otros están justificados y son necesarios, sin empatía por las vidas de inocentes. Esta situación refleja uno de los dilemas centrales en los conflictos asimétricos: ¿hasta dónde puede llegar la autoridad militar para neutralizar una amenaza sin sacrificar vidas inocentes?
México: Crimen Organizado y Estrategia del Gobierno
En México, el conflicto entre el Estado y el crimen organizado comparte características de un conflicto asimétrico. Los cárteles de la droga operan como actores no estatales que desafían al gobierno con tácticas como el terrorismo y la infiltración social. Se mezclan con la población civil, operan en áreas urbanas y rurales, presumen su poder de fuego indiscretamente para intimidar y explotan las limitaciones del gobierno para usar la fuerza sin consecuencias sociales graves.
La estrategia de «abrazos, no balazos» del presidente López Obrador ha sido criticada por parecer indulgente ante la violencia del crimen organizado. Sin embargo, en el contexto de un conflicto asimétrico, tiene una lógica subyacente: usar la fuerza militar indiscriminada puede provocar más daño que bien, alienando a la población contra el ejercito y aumentando el apoyo hacia los grupos criminales. Esto se asemeja al principio de Sun Tzu en El Arte de la Guerra, que advierte contra infligir «daños innecesarios». Sun Tzu argumentaba que es crucial evitar acciones que, aunque tácticamente efectivas, puedan ser estratégicamente contraproducentes a largo plazo. Es un enfoque que, en teoría, busca evitar daños colaterales que podrían fortalecer a los adversarios del Estado
Sin embargo, el impacto ha sido mixto. Por un lado, algunos sectores de la población, especialmente en áreas rurales, han visto mejoras en su calidad de vida y un fortalecimiento del tejido social. Por otro lado, la incapacidad para enfrentar directamente a los cárteles ha llevado a un aumento en la percepción de impunidad, lo que ha contribuido a la expansión de la violencia y a la diversificación de las actividades criminales en el país.
Efecto en la Legitimidad del Gobierno
El enfoque no confrontacional del gobierno ha afectado su legitimidad. A medida que las extorsiones y los homicidios continúan aumentando en algunas regiones, se cuestiona si el Estado tiene el control sobre su territorio. Esto genera una sensación de inseguridad y desconfianza entre la ciudadanía. Además, la falta de resultados contundentes en términos de reducción de la violencia ha sido un punto constante de crítica por parte de la oposición y de los medios de comunicación.
Aun así, la estrategia refleja una comprensión más profunda del problema: un conflicto asimétrico no se resuelve únicamente con fuerza bruta. La combinación de programas sociales, inversión en infraestructura y el intento de desmantelar la corrupción dentro de las instituciones de seguridad son esfuerzos que, si bien no han dado resultados inmediatos, podrían sentar las bases para una paz duradera.
Conclusión: La Complejidad de las Decisiones
El desafío en un conflicto asimétrico radica en equilibrar la necesidad de seguridad con la preservación de la legitimidad y el apoyo social. Un uso excesivo de la fuerza puede deslegitimar al Estado y fortalecer a sus adversarios, tal como hemos visto en conflictos alrededor del mundo o bajo el mandato de otros presidentes. En México, esto implica que cualquier estrategia para enfrentar al crimen organizado debe ser cuidadosa y considerar las repercusiones sociales y políticas a largo plazo.
El general que siga mi consejo, es seguro que vencerá. Ese general ha de ser mantenido al mando. Aquel que ignore mi consejo, ciertamente será derrotado. Ese debe ser destituido
Sun Tzu, El Arte de la Guerra